URGELL NAVINÈS - 2024
La experiencia del voluntariado a nivel personal es 100% positiva y recomendable. El vínculo afectivo que creas con los niños y las familias es inmenso. Desde el primer día me sentí acogida por todo el mundo: maestros, familias, niños, las hermanas... Realmente te ayudan en todo lo que pueden y te hacen sentir como en casa. Por eso las impresiones positivas son innumerables. Crees que vas allí con el objetivo de ayudar y dejar tu granito de arena y lo que te aportan ellos lo supera todo por completo. Sus abrazos, sus preguntas, sus muestras de agradecimiento, su humildad, todo es tan sincero que te das cuenta de que con solo una sonrisa o unas buenas palabras puedes alegrarles el día.
Para mí, otra parte muy importante de la experiencia fue poder desarrollar un proyecto de cribaje visual a más de 350 niños de la escuela y el barrio. Nunca pensé que mi profesión podría tener cabida allí y estoy muy agradecida que así fuera. La satisfacción personal y profesional fue inmensa. Ahora solo espero que se pueda desarrollar algún proyecto que permita a las familias más necesitadas tener una ayuda para pagarle las gafas a sus hijos.
Impresiones negativas la verdad es que no puedo destacar ninguna, para mí no existieron. Solo siento gratitud hacia las personas de ese barrio. Quizás y por decir algo, la única parte negativa de la experiencia es la despedida. Después de casi 3 meses se hace realmente difícil despedirse de todos esos niños y niñas que veías diariamente y se te rompe el corazón cuando te preguntan cuando vas a volver mientras te abrazan y lloran, pero desde el primer día sabes que eso va a suceder, ya que al final también forma parte de la experiencia y de la vida.