MARÍA ALEJANDRA CASTILLO - 2024
Mi experiencia como voluntaria de Cooperand en el Hogar Don Bosco ha sido profundamente significativa, tanto a nivel personal como profesional. Desde el primer día, me sentí inmersa en un ambiente cálido y acogedor que facilitó una relación cercana con los niños y adolescentes. Uno de los aspectos más gratificantes fue poder compartir con ellos actividades diarias, acompañándolos en sus rutinas, escuchando sus historias y construyendo un vínculo basado en la confianza. Esta cercanía me permitió comprender mejor sus realidades y contribuir de manera directa en su desarrollo personal, lo que a su vez reforzó mi vocación de servicio
Un aspecto que contribuyó notablemente a esta experiencia fue el hecho de vivir dentro del Hogar, en la Casa de Anita. Estar completamente inmersos en su entorno fue clave para desarrollar un mayor compromiso y vínculo con los chicos. La casa en sí era un espacio cómodo y perfecto para el voluntariado, ya que ofrecía un ambiente adecuado para descansar y al mismo tiempo estar disponible en todo momento para ellos.
Entre los aspectos que considero mejorables, uno de ellos fue la limitada posibilidad de desarrollar talleres o actividades educativas de manera más estructurada. A pesar de contar con el espacio y los recursos, la organización interna del Hogar no facilitó la implementación de estas iniciativas, lo que podría haber sido beneficioso para el crecimiento y aprendizaje de los chicos. Creo que con una mejor planificación en este sentido, se podrían maximizar las oportunidades para que los voluntarios ofrezcan más actividades educativas que enriquezcan la experiencia de los residentes.
Otro aspecto que, aunque desafiante, también dejó una lección importante, fue una situación que surgió durante la segunda semana con uno de los compañeros de voluntariado. Este incidente afectó la convivencia dentro de la casa, generando cierta tensión en el ambiente. Sin embargo, quiero destacar el respaldo que recibí en todo momento por parte de la organización. El problema fue tratado con seriedad por las personas encargadas del Hogar y, finalmente, gracias a la intervención de Cooperand, se resolvió satisfactoriamente, lo que permitió recuperar la armonía en el grupo. Me siento muy agradecida con el equipo por el apoyo brindado y por haber manejado la situación de manera justa y profesional.
Por último, quiero expresar mi más sincero agradecimiento al Padre Octavio un ejemplo constante de entrega y amor por los chicos. Karla y Sergio, quienes son un reflejo del espíritu de cooperación y dedicación que caracteriza a Cooperand, siempre dispuestos a apoyarnos en cada etapa de nuestra estadía
Esta experiencia no solo reafirmó mi vocación, sino que también me hizo valorar la importancia del trabajo en equipo y el poder de la empatía para generar un impacto positivo en la vida de otros.