MONTSE VARGAS - 2024

Describir, en una página como máximo, la experiencia personal y las impresiones positivas, negativas, mejoras, apuntes, ... que creáis importante destacar.
Siempre quise hacer un voluntariado, pero no encontraba una propuesta que me hiciera tomar la decisión de ir sintiéndome segura y útil. La actividad que se ha desarrollado ha sido muy interesante y positiva, no por ello exenta de sentimientos y emociones enfrentados. En la preparación se habla del “choque cultural” y es cierto, la cultura es muy distinta, por lo que la experiencia tiene sumado este gran componente, que nos solo nos permite ver otras realidades, sino a apreciar lo que tenemos.

La experiencia del voluntariado con Cooperand, ha supuesto un antes y un después. Desde hace casi tres años que los conozco y lanzaron la invitación, si algo tenía claro es que no iría sola. El miedo a lo desconocido y lo que los medios de comunicación nos muestran sobre Bolivia, nos condicionan enormemente impidiendo el poder disfrutar de una experiencia como la vivida. Pues quiso la vida que fuera sola. La confianza y la seguridad que sentía por parte de Cooperánd me hizo superar los miedos, lo cual les agradezco.

Al llegar al aeropuerto me estaban esperando Fernando y Laura, dos personas entrañables que han estado ahí durante toda la estancia. En ningún momento he estado sola o sentido cualquier tipo de miedo o amenaza. La actividad a realizar era un taller de bolsas donde a las niñas se les enseñó a cortar la tela y confeccionarla. Hoy recuerdo las horas de costura, hablando con las chicas de “sus cosas”. Un tiempo entrañable escuchando la música elegida, unas veces elegida por ellas y otras por mí. Esos momentos me transportaban a mi infancia cuando era mi madre la que me enseñaba y yo aprendía, ya se pueden imaginar la magia del momento. Las niñas estaban encantadas y las mayores enseñaron a las pequeñas.

El Hogar Casa Maín es tan bonito, con tanta vegetación que realmente es un oasis para disfrutar. Al encanto del terreno se une el de las religiosas que me acogieron. Cuatro hermanas de María Auxiliadora, dedicadas y entregadas a las niñas. Me recibieron con cariño y lo más importante confianza y un gran acercamiento. Durante mi estancia tuve la oportunidad de conocer a las otras tres voluntarias, dos de Alemania y una de Ecuador. Fue muy grato compartir con ellas y colaborar conjuntamente ayudándonos en las tareas a desarrollar donde se incluía llevar a las niñas más pequeñas a la escuela. Un paseo que disfrutábamos andando con todas ellas.

Respecto al alojamiento, genial. Yo tenía mi habitación con baño para mi sola y la comida, salvando la cuestión cultural muy buena. Las hermanas son tan encantadoras que desde el primer día me ofrecieron que podía abrir el frigorífico, tomar la fruta que quisiera y... bueno genial. Es que es tal el acogimiento de las religiosas que lo hacen todo muy fácil y te sientes como en casa.

Las niñas son entrañables, si bien no todas lo demuestran desde el principio, pero eso nos enseña a los voluntarios a respetar los tiempos. Los abrazos espontáneos y el ir de la mano con ellas todo a mi alrededor, enseñarles a decorar tarros o ayudar en la huerta, en las mesas de fuera haciendo manualidades mientras que caían los mangos del árbol, son momento que quedan muy clavados en el recuerdo. Las emociones son muchas y parece que en la distancia se magnifican. Sin duda alguna, después del trabajo que me costó tomar la decisión, volveré. Gracias a esta experiencia me ha hecho crecer mucho a pesar de mis 57 años y el valor de la confianza ha tomado un sentido distinto. Hay que confiar en los que conocen el terreno, los miedos nos impide tener vivencias tan bonitas e interesante como la vivida.

Me alegro mucho que finalmente mi sueño de ser cooperante fuera con Cooperand. Hacen una gran labor en el Hogar, ya que los recursos humanos son escasos y se requiere de mucho personal para atender a las niñas. Así mismo, el que aceptaran la idea de ofertar talleres profesionalizantes, como ha sido el caso, es muy positivo. Me hizo mucha gracia que las niñas siempre preguntaran si era de España o de Andorra y si conocía a Carla y Max, jajaja, Somos referencias geográficas para ellas y todas quieren ir a Andorra.

Una experiencia para vivierla

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