Javier Morales

Me llamo Javier Morales y desde hace 4 años Maria Elena, mi ahijada, forma parte de mi vida, y yo de la suya.
Tuve la suerte de viajar a Bolivia a realizar mi voluntariado con Cooperand y ser el nexo entre padrinos y ahijadas para la entrega de las cartas y regalos que con tanto amor esperan en Casa Main, ese día entendí la importancia que tiene el cariño recibido para las niñas apadrinadas. Fue en ese instante cuando decidí ser parte activa de la cadena de padrinos, y hacerlo con Maria Elena, que en ese momento era una niña de 11 años, curiosa y sonriente, pero que no tenía padrinos, aunque se emocionaba con las cartas que recibían sus compañeras, su mirada pedía amor y cariño. Al momento supe que había llegado el momento de cambiar esa situación y hacer todo lo posible por llenar de nuevo su corazón.  Los niños son el futuro, y para ello no solo la educación es importante para su desarrollo, también es necesario que reciba una buena atención médica y una buena alimentación. En eso consiste la cadena de padrinos, en ser la palanca necesaria para que eso ocurra. Pero lo más emocionante de ser padrino es darte cuenta cómo con cada nueva carta mejora su escritura, cada vez escribe más y dibuja menos. Vas siendo consciente de su evolución. Y créanme que eso es una de las sensaciones más mágicas que he vivido.
Espero que mi testimonio ayude a que más personas se animen a apadrinar, porque con muy poco estás contribuyendo a hacer algo muy grande.
logo