Joan López - 2014


Mi experiencia como voluntario me ha aportado mucho personalmente. Antes de marchar, no tenía ninguna experiencia y no sabía si podría ofrecer algo positivo. En la mochila sólo traía mucha ilusión y muchas ganas de conocer y de compartir.
Desde el primer día que puse los pies vi el Hogar Techo Pinardi como un reto. Y desde el primer día me enganchó. No sé si mi tarea habrá incidido mínimamente en la vida de los chicos, pero me conformaría con una pequeña parte de lo que ellos han incidido en mí.

En Techo Pinardi hemos conocido realidades muy duras y diversas. La de los chicos que viven porque no tienen en nadie más que se haga cargo. La de los chicos que esperan o cumplen sentencia por haber cometido algún delito. Y también la realidad de los chicos que viven permanentemente en la calle, y que pasan algunos días o unas pocas semanas. Adolescentes de edades muy diversas y de realidades personales muy diferentes, que hacen que la convivencia no siempre sea fácil. El mismo hogar no tiene un aspecto bonito, ni siquiera acogedor, pero esto es sólo cum7cws se mira desde fuera.

El mes de voluntariado me ha permitido entender que Techo Pinardi es mucho más que un espacio, es una gran familia formada por los niños, los educadores, los responsables y los voluntarios. Me ha hecho creer que todos, absolutamente todos los niños, tienen la capacidad y el potencial para cambiar el rumbo de una vida que se ha torcido desde muy pronto. Y que, aunque son muchos los casos de fracaso, un solo caso de éxito justifica todos los medios y todos los esfuerzos.

A veces he tenido la sensación que podía hacer mucho más. Es posible que hubiera aportado más cosas como voluntario si hubiera planificado previamente las actividades o talleres antes de marchar, o si mi jornada hubiera sido más estructurada, con tareas más concretas para realizar.

A veces, quizás me ha faltado alguien que me dijera donde podía ser más útil, que hacía bien y que hacía mal. Pero al mismo tiempo he tenido toda la libertad para decidir como tenía que ser mi pequeño grano de arena. He jugado con los niños, he hablado, he reído, he charlado, he escuchado, he compartido su día a día y al final he descubierto que ellos sobre todo querían esto: jugar, hablar, reír, charlar, escuchar y compartir.

Hemos podido también sacar adelante un taller de vídeo y, a pesar de que al principio no ha sido nada fácil motivar y hacer participar los chicos, después hemos podido compartir juntos su alegría por el resultado final.

De la mano de un educador de Techo Pinardi hemos podido conocer también la realidad más dura de todas, la de los chicos que viven en la calle, que ni siquiera tienen un hogar de acogida donde dormir, comer o protegerse, y que en algunos casos tampoco quieren. Niños que han sido y que son abusados, apaleados, que se drogan, se prostituyen, trabajan y malviven en la calle absolutamente en el margen de la sociedad. Pero también hemos podido romper por instantes la distancia que nos separa, hemos podido charlar, jugar y reír a su lado... incluso hemos sido sus suyos invitados en una fiesta de aniversario!

Vivir un mes como voluntario en Bolivia me ha hecho cambiar algunas ideas preconcebidas, abrir los ojos, descubrir una realidad muy diferente de mi día a día
en esta otra parte del planeta y valorar la tarea que hacen muchas personas para mejorar el mundo donde vivimos. Me ha hecho conocer una realidad muy dura y muy difícil de cambiar, es cierto, pero también me ha hecho tener esperanza. Y lo mejor de todo, he podido comprobar que no hay distancias ni fronteras cuando dos seres humanos quieren compartir.

Y, más allá del aspecto personal, he tenido la suerte de conocer de primera mano el Proyecto Don Bosco y la gran tarea que está realizando desde hace muchos años con los niños de la calle en Bolivia. Y detrás del Proyecto, he podido conocer muchas personas con una calidad humana excepcional que lo hacen posible. Y conocer también otros voluntarios que van y ponen su granito de arena. Todos nos llevamos mucho más de lo que dejamos. Esto nos lo decían antes de marchar y ahora ya sé que era cierto.

logo