Sac Nicté - 2014


Si he de describir la experiencia como voluntaria, puedo decir que ha sido una de las más gratificantes que he tenido en la vida.

Puedo decir sin miedo a equivocarme que es la primera vez que siento que mi trabajo, el tiempo dedicado, ha valido realmente la pena, que le ha servido a alguien más.


Una cosa que me rondaba mucho por la cabeza antes de viajar era una sensación de 'irresponsabilidad' por ir a un país ajeno. Me cuestioné muchas veces si hacía lo correcto al ir a Bolivia, pensaba que podría haber viajado a México donde también hay mucho trabajo por hacer. Al final, creo que sí, que fue lo correcto porque me permitió ir con la mente abierta, sin ideas preconcebidas, y pude disfrutar más de la experiencia.

Además, siempre me sentí como en casa, casi todo me recordaba a algo de México. Las calles, el bullicio, los rostros y las historias...

Creo que una de las cosas fundamentales que me animó a hacer el voluntariado fueron ustedes, la confianza que me inspiraron. Antes había barajado la idea de ir de voluntaria pero no me había convencido, lees muchas cosas y te da miedo que todo sean timos y demás historias raras. Bueno, supongo que las cosas se dan en su justo momento y la verdad es que desde el primer momento con Cooperand me sentí muy bien acogida.

No soy consciente de haber tenido muchas expectativas antes de ir a Bolivia, pero seguramente si las hubiera tenido, la realidad las habría superado con creces. Tengo la sensación de que aproveché al máximo el tiempo que estuve ahí y que tampoco podría haber hecho más de lo que hice. También El tiempo se paraba entre las horas de grabación y las horas que pasábamos con los chicos. Y al final de la jornada, acababa cansada pero satisfecha. Cada minuto valió la pena.

Y como no iba a serlo si viví situaciones hermosas, como cuando al acabar la jornada me despedía de todos y los más peques venían por su abrazo de buenas noches y los más grandes a 'chocar' la mano, o cum7cws de la nada me llevé un abrazo enorme de Julio mientras me decía que me quería, o cuando Jonathan tomaba mi mano y la besaba mientras yo le contaba como nos habíamos conocido Joan y yo. Y no me olvidaré nunca de la vez que Darío me escogió para que formara parte de su equipo de fútbol. Me hacían falta manos y brazos para poder estar con todos ellos.

En fin, si hay algo negativo que destacar de todo es el poco tiempo que estuvimos. Con algunos chicos es más fácil acercarte y crear lazos que con otros y para lograrlo, lo único que se necesita es dedicación y tiempo. Y en el momento en que comencé a sentir que podía conectar con ellos un poco más, lo suficiente como para poder ayudarles en algo más se me acabó el tiempo.Y ahora estoy aquí, desde la distancia, como dice mi abuela, 'con el alma en un hilo' pensamos en si ya habrá regresado Julio a Techo, cuándo saldrá sentencia para Yapita, cómo le irá a Marisol con su embarazo, etc. Y también con la impotencia de no saber qué será de todos ellos de aquí a unos meses, de querer aportar algo más y no saber el qué.

En el fondo, me quedo con cierta frustración de haber pasado como un cometa por la vida de estos niños y sin la certeza de haber podido incidir en alguna cosa.

Pero estar allá a mi me lleno de alegría y, sobretodo, me dejo con el deseo de más, de querer dar más, de saber que puedo dar más.



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