Margarida Ruiz - 2014

Querría empezar describiendo mi experiencia personal como voluntaria de Cooperand en el Hogar Casa Maín con la añoranza sentida al volver. Después de un mes y medio experiencias, sensaciones realmente intensas tanto a nivel físico (abrazos, olores, besos) como nivel emocional (risas, llantos, rabia) resulta imposible no echarlo de menos.

Por una parte, es importante remarcar la formación recibida en Cooperand que me permitió integrarme desde el segundo día a la dinámica y en el entorno del Hogar situado en el barrio Tierras Nuevas que se encuentra en el 8º anillo de la ciudad de Sta Cruz. Por otro lado, la relación con la psicóloga del centro y el día a día con las niñas fue enriquecedor pudiendo llevar a cabo actividades como por ejemplo un taller de manualidades, el refuerzo escolar al grupo de 3º de primaria y el refuerzo de inglés a las chicas de secundaria. El esfuerzo diario se ve recompensado por la posibilidad que ofreces a las niñas de realizar actividades nuevas como fueron el taller de teatro y el poder ayudarlas a escribir las cartas destinadas a los padrinos de Cooperand, rompiendo así la rutina de los bailes y el karaoke a los cuales están tan acostumbradas.

En cuanto a las impresiones negativas se trata básicamente de la sensación de encarcelamiento de las niñas durante los fines de semana. Personalmente crearía un calendario de salidas a la ciudad adecuado a cada grupo de edad cómo son paseos, visitas, espectáculos al aire libre, etc. con el acompañamiento de las voluntarias. Estas actividades les permitirían un tiempo de recreo fuera del Hogar a la vez que una interrelación con el entorno para una futura reinserción en la sociedad.

Estas salidas se podrían combinar con visitas al Hogar por parte de voluntarios externos que presentaran talleres de temática cultural, de relajación oriental, etc. Otro aspecto que habría que mejorar sería la comunicación entre las monjas y las voluntarias de corta estancia puesto que a menudo no se nos tiene en cuenta y pienso que se tendría que valorar nuestra tarea a pesar de sólo estamos durante poco tiempo.

Por último insistir en la idea que todo el mundo tendría que realizar un voluntariado al menos una vez en la vida para así volverse algo más humanos.


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